El Che de todos

Entendiendo la mistificación de una imagen

por Ian Belzu. 27 de agosto, 2024  ·  Sociedad / Cultura

Che Guevara, Andy Warhol (1968).

“Una imagen es una visión que ha sido separada del lugar y el instante en que apareció por primera vez y ha sido preservada por siglos”.
John Berger

El 5 de marzo del año 1960, el fotógrafo cubano Alberto Korda tomó la que se convertiría en una de las imágenes más emblemáticas y reconocidas de la historia. Guerrillero Heroico es el nombre de la fotografía más famosa de Ernesto ‘Che’ Guevara, que se popularizó poco después de su muerte en 1967, y fue inmortalizada cuando el artista irlandés Jim Fitzpatrick presentó su versión modificada en dos colores un año después. Desde entonces, la icónica imagen ha sido utilizada tantas veces, en contextos tan diferentes y con propósitos tan diversos, que ha sido separada de su historia y ha perdido completamente  el significado que solía tener en el momento en el que se la tomó. La famosa fotografía de Korda se encuentra en todas partes, desde poleras, llaveros, botellas de licor y energizantes, llegando incluso a ser utilizada en la presentación de un nuevo auto de la marca Mercedes Benz el año 2008. La vulgarización y trivialización de la imagen del Che es innegable, no solo en nuestro contexto, pero a nivel mundial.

El poder de la imagen

En su libro Che’s Afterlife: The Legacy of an Image, el autor estadounidense Michael Casey explica que tras su muerte, la popularidad del Che lo transformó en un personaje casi mítico, sin embargo fue la reproducción masiva de la fotografía de Korda que lo convirtió en una superestrella con un poder icónico inigualable. Una imagen que es simultáneamente un símbolo de resistencia y una marca muy rentable para vender cualquier tipo de mercancía. Al respecto menciona: “La paradoja es que para utilizar la imagen del Che como un ataque al capitalismo, debes participar en él y consumir al Che”. Según el autor, en Sudamérica se admira al Che casi religiosamente porque se conoce su historia, pero en Europa y la mayoría de los países de primer mundo, la imagen es más poderosa que la historia detrás de ella. Mucha gente conoce la cara del Che, pero no saben quién es; y por lo general, cuando se le pregunta a la gente quién es la persona de la fotografía, las respuestas más comunes son citarlo como una estrella de rock o un “artista hippie”.

La fotografía de Korda es la imagen más reproducida de toda la historia, llegando incluso a recibir el nombre de “la Mona Lisa de la fotografía”. A partir de la muerte del Che, su imagen se volvió un ícono de resistencia, y además, un medio efectivo de protesta debido a la facilidad de su producción en masa. En un artículo de The New York Times, Doreen Carvajal señala que “mientras la posibilidad de cambios políticos reales existan, la gente necesita símbolos de resistencia, y el Che es ese símbolo por excelencia.” Contribuyendo al esparcimiento de la imagen del Che, está el hecho de que se hizo conocida durante el auge del Pop Art. “Yo la diseñé deliberadamente para que se reproduzca como conejos” explica Jim Fitzpatrick, quien publicó su versión de la fotografía sin registrar sus derechos de autor, y así, rápidamente el Che se volvió del dominio público.

La fotografía original de Alberto Korda (1960) y la versión modificada de Jim Fitzpatrick (1968).

En octubre del año 1967, tras la muerte de Ernesto Guevara, John Berger publica un ensayo hablando sobre la famosa fotografía tomada por Freddy Alborta que muestra a los soldados bolivianos que capturaron y ejecutaron al Che posando con su cuerpo sin vida. En su ensayo, el autor menciona que, incluso antes de su muerte, Guevara ya era una figura mítica, lo cual se evidencia por la manera en la que los soldados trataron a su cadáver. Primero lo escondieron en un lugar secreto, después lo exhibieron, lo enterraron, lo desenterraron y luego lo quemaron, no sin antes cortarle los dedos para su identificación. Esto parecería indicar que no estaban seguros si el hombre al que habían matado era efectivamente el Che, pero también podría indicar, señala Berger, que le tenían miedo al cadáver. El mito del Che también se benefició de la fotografía de Alborta, la cual es comparada por el autor con la famosa pintura Lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, de Rembrandt, y la pintura de Mantegna, Lamentación sobre el Cristo muerto, dándole al Che un poder iconográfico semejante al de clásicas obras de arte europeas y elevando su figura al compararlo con Jesucristo, volviéndolo prácticamente inmortal.

La fotografía tomada por Freddy Alborta (1967) y la pintura Lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, de Rembrandt (1632).

Estudiando la mistificación

En el primer ensayo de su libro Modos de ver, John Berger presenta el concepto de ‘mistificación’ al momento de hablar de obras de arte y señala que la mistificación de una imagen se logra gracias a su reproducción masiva, pues al ser posible reproducir una imagen libremente, su significado y sus connotaciones originales son alterados y deformados en dependencia de la manera en la que sea presentada y el contexto en el que se lo haga. La imagen del Che está mistificada porque ya no tiene contexto, y es justamente eso lo que le da tanta fuerza, pues puede ser utilizada para representar lo que sea que la gente quiera que represente. Es este concepto que me llevó a preguntarme si la imagen del Che Guevara estaba realmente tan culturalmente mistificada en el contexto local como creía; que, en consecuencia, desembocó en un pequeño estudio que realicé el año 2019 para intentar responder a esta pregunta.

Ver la icónica fotografía del Che Guevara utilizada en poleras que se venden como un recuerdo turístico de nuestro país me hizo cuestionarme si la gente realmente sabe la historia de Ernesto Guevara, si les interesa saberla, o si el Che ha sido reducido simplemente a una imagen vacía. Para estudiar esta mistificación, debemos saber qué es lo que les provoca a las personas la imagen del Che, cuál es el nivel de conocimiento que tienen sobre él y cuáles son sus opiniones sobre él en relación a la ideología política de cada persona. El estudio se realizó con una muestra pequeña de 40 personas, a base de entrevistas dialogadas y fue llevado a cabo únicamente en la ciudad de La Paz, debido a limitaciones espaciales y temporales.

Poleras, encendedores, postales y libretas con la imagen del Che.

De los 40 entrevistados, 28 personas sabían quien era el Che Guevara y estaban, mínimamente, familiarizadas con él; las 12 restantes aseguraron no saber nada relacionado al personaje. En cuanto al nivel de conocimiento que tenían sobre el Che, un 67.5% de la muestra estudiada estaba muy mal informada no sabía nada sobre él, y solo tenía información básica que había escuchado alguna vez. Un 20% estaba decentemente informada y un 12,5% estaba bastante bien informada. Contrastando con Casey, que señala en su libro que en Sudamérica se admira al Che porque aquí se sabe su historia, los resultados muestran que en nuestro contexto (dejando de lado lugares como La Higuera, donde se lo venera como a un santo), los paceños, en su mayoría no saben quién es el Che o lo conocen de una manera muy superficial; pero, ¿cuál es su percepción de la icónica fotografía de Korda?”.

A pesar de que 12 personas en la investigación aseguraron no estar familiarizadas con el Che Guevera, al mostrarles la fotografía de Korda, todas la reconocieron y aseguraron haberla visto antes. 10 de esas personas hicieron la conexión con el nombre después de ver la imagen, aunque lo único que pudieron decir sobre el Che fue que era un revolucionario o un “guerrero”. Las 2 restantes siguieron sin identificar al hombre de la fotografía, pero estaban seguras de haber visto la imagen, señalando: “No sé quien es, pero es alguien famoso” y “Mi hermano mayor tenía una polera de él, debe ser un cantante o un artista”.

Todas las 40 personas entrevistadas estaban familiarizadas con la imagen del Che y la habían visto antes, lo cual demuestra la fuerza y presencia que tiene la imagen en nuestra cultura, una fuerza mucho mayor al personaje histórico del Che y su historia. Al preguntarles qué representaba la imagen y con qué conceptos o ideas la asociaban, la mayoría de las respuestas, sin importar el nivel de conocimiento que la persona tenía de la historia del Che, fueron bastante similares. Los principales conceptos que se repetían en la mayoría de las entrevistas fueron rebeldía, fuerza, guerrilla y revolución.

Monumento al Che Guevara en la ciudad de El Alto. Fotografía: Aizar Raldés

Algunos señalaron que para ellos, la imagen representaba socialismo, para otros era comunismo, y para una persona era simplemente un ícono que representaba fama y popularidad. Otra persona señaló: “Está en todos lados, y cada que veo [la fotografía] está en algo que se va a vender, entonces cuando la veo pienso en tienditas y en poleras”. Mientras que para una persona la emblemática imagen representa comunismo, para otra, irónicamente, representa capitalismo. Que una imagen pueda tener dos significados tan diferentes y que ambos puedan ser justificados es una evidente demostración de la mistificación de la imagen.

Comparando la ideología política de cada persona y la opinión personal que tienen sobre el personaje del Che, pudimos ver que, en su mayoría, aquellas personas que se categorizaban como socialistas o “de izquierda” aseguraron apoyar al guerrillero, sus ideales y su lucha. Muchas de las personas que se autodenominaban capitalistas, al igual que aquellas que señalaron no estar interesadas en la política, curiosamente demostraron una opinión positiva del Che, dejando en evidencia que la gente tiende a aceptarlo con mayor facilidad, aún cuando no saben mucho de él y aún cuando aseguran no tener una posición política, lo cual demuestra el potente efecto que puede tener una imagen, aún sin tener un mensaje o significado claro.

El Che de todos

Cuando recibimos nueva información sobre un tema, podemos investigar más al respecto o no prestarle atención y simplemente aceptar lo que hemos escuchado, lo cual depende en gran parte de si nos interesa o no. En las personas entrevistadas, esto fue evidente, pues aquellas que estaban bien informadas al respecto, señalaron haber investigado al respecto por un interés personal; mientras que la gran mayoría, las que sabían poco o nada, son las que demostraron menos interés por la historia del Che, por saber quien era este personaje, o por la política en general, demostrando un patrón que se repite en la cultura boliviana: aceptar la información que se le presenta sin cuestionarla.

Decía Berger: “Aunque toda imagen encarna un modo de ver, nuestra percepción o apreciación de ella depende también de nuestro propio modo de ver”. Y el modo de ver que tenemos depende de nuestra cultura, la cual, como han demostrado las respuestas de las personas entrevistadas, nos educa y nos predispone en un ámbito conformista y desinteresado, aceptando la información que recibimos sin cuestionarla a profundidad. El bajo nivel de educación que tiene Bolivia y la manera en la que de consumimos información llevan a que una imagen como la del Che, que se nos presenta tantas veces y con tantos significados diferentes, inevitablemente pierda todo significado real, sea simplificada y mistificada.

Un mural del Che en el hospital donde fue expuesto su cuerpo, en el pueblo de La Higuera. Fotografía: Izan Petterle

Entonces, ¿dónde está la mistificación?

La mistificación está en el hecho de que todas las personas pudieron reconocer la imagen incluso si no sabían de quien era la fotografía; está en la opinión de las personas sobre el Che, la cual se basa en conceptos sencillos que asocian con su imagen. La mistificación está en el hecho de que lo que se sabe del Che Guevara es solamente información básica, y probablemente errónea, de algo que las personas han escuchado alguna vez; está en los diferentes e incontables significados que se le otorga a su imagen; y está en el hecho de que es la imagen más reproducida de la historia y su principal propósito es vender productos y recuerdos a turistas.

Nuestra manera de consumir información es sin dudas uno de los principales factores que han llevado a la mistificación de la imagen del Che en nuestro contexto. Un hombre mítico y controversial, un asesino para algunos y un héroe para otros. Con el paso del tiempo, Ernesto Guevara se fue convirtiendo en el Che, demostrando que incluso su nombre ha sido víctima de una mistificación. Ernesto Guevara representaba la ideología de un hombre y las convicciones que defendió hasta el día de su muerte. El Che representa lo que uno quiera que represente, lo que cualquier persona quiera transmitir con su imagen. “El Che es de todos” gritaban sus fanáticos mientras lo homenajeaban hace poco en el aniversario de su muerte. Pues sí, creo que ahora sí estoy de acuerdo. El Che es de todos.

Ya no existe Ernesto Guevara, ahora solo existe el Che.